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  • Aviso a los Elegidos

    Tocó el tercer ángel su trompeta, y una enorme estrella, que ardía como una antorcha cayó desde el cielo sobre la tercera parte de los ríos y sobre los manantiales (Ap.8,10).

    Una estrella guió a los Magos de Oriente al encuentro con Jesús, recién nacido entre los hombres. La estrella es signo de una Luz que luce en medio de la noche. Y esa noche en sentido espiritual, son las tinieblas en que vive esta humanidad. Jesús es la Luz del mundo.

    Así como la estrella es símbolo de la Luz que sirve de guía, el día es símbolo de la Luz que se ha hecho. Dios nos da, un nuevo amanecer cada día.

    Y es en medio de las tinieblas en que vivimos los hombres, que nos viene esta enorme estrella, que ardía como una antorcha. Es una Luz grande, elevada, celestial; porque para ver una estrella hemos de mirar hacia arriba. Es algo que los hombres no pueden tocar como puede ser tocada la montaña o el pedrisco de la primera y segunda trompetas.

    Es algo que nos impacta con una Luz extraordinaria,  que  viene  ardiendo  como una  antorcha y al mismo tiempo tan cercana, que cae sobre los ríos y manantiales.

    Si el segundo ángel nos da el aviso de que cae una enorme montaña ardiendo, vemos que el símbolo de una montaña es algo más a nivel humano, más tangible, más en un plano natural, pero grande; sin embargo la estrella es algo a un nivel superior, digamos, sobrenatural, como una gracia más extraordinaria.

    El fuego de esta enorme estrella que ardía como una antorcha, es algo que está por encima de lo que las personas aquí normalmente palpamos. Y es algo que sólo "cae" en los elegidos, en los que son ríos o manantiales, en los que se han abierto para recibir todo de Dios, y están completamente entregados a Él.

    Porque esta enorme estrella, no viene ya desde lejos a guiarnos, sino que se hace tan cercana que cayó sobre la tercera parte de los ríos y sobre los manantiales de agua.

    ¿Por qué sólo sobre la tercera parte de los ríos? ¿Quiénes son estos ríos? Si hemos dicho que hemos de ser cauce de todo lo que Dios hace en nosotros, para que fluya en nosotros y hacia otros, la Vida en Dios, que es el Agua Viva, la Vida transparente, limpia, la Vida   que   nos   purifica   y   que  suscita  una

    invitación para otros seguirla, podemos ver también que el que vive en Dios es como un río.......

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